Los medicamentos alteran el funcionamiento habitual de la piel.
Los efectos negativos más habituales serían: sequedad, rojez, manchas.
Además, nos disminuye la capacidad de defensa contra las radiaciones solares, pudiendo provocar quemaduras, fotoenvejecimiento prematuro...
Por ello, es importante que ante signos de este tipo sigamos los siguientes pasos:
HIGIENE:
Un buen limpiador acorde a tu tipo de piel, para eliminar todo tipo de residuo e impureza.
Además, si la piel no representa alteración de sensibilidad, una exfoliación para que posterior tratamiento penetre mejor.
CUIDADO:
Es importante hidratar y nutrir la piel, tanto de forma externa, aplicándose un cosmético, como de manera interna, con nutricosméticos adecuados.
PROTECCIÓN:
Un buen protector solar para poder esquivar bien las radiaciones.
También con una alimentación que incluya productos antioxidantes.
Para más consejos... Continúa leyendo nuestro blog.
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